El 2 ó 3 de febrero de 1536 (en Argentina oficialmente se toma como cierta esta última fecha), Mendoza funda en ese sitio un puerto defendido por dos primitivos fuertes, se establece allí con sus expedicionarios y lo llama Santa María del Buen Ayre, apelativo de una virgen de los marineros de la isla de Cerdeña.
Apenas instalados, los españoles descubren una gran hueste de aborígenes pampas (al menos 3.000 hombres) conocidos como querandíes, y sobornan su tolerancia con obsequios de alimentos.
Pero a poco de llegar, los graves problemas comenzaron: la ciudad estaba establecida en una zona baja e inundable, pantanosa e insalubre, desde la que los mosquitos propagaban enfermedades y epidemias. El maltrato de algunos españoles a los indígenas motivó que estos dejaran de frecuentar el campamento.
La falta de comida obligó al adelantado a enviar guarniciones en todas direcciones a buscar alimentos para paliar la hambruna, pero las mismas fueron inmediatamente atacadas por partidas de indígenas pampas. Deseoso de terminar con el problema, don Pedro envió un ejército comandado por su hermano para atacar a su vez a los pampas, pero estos los vencieron y exterminaron a dos tercios de las tropas, en un enfrentamiento en que Diego de Mendoza halló la muerte (15 de junio) y al que los historiadores conocen como "Combate de Corpus Christi", cerca del río Luján y del emplazamiento de la actual ciudad homónima de la provincia de Buenos Aires.
El éxito de esta batalla dio confianza a los querandíes, que comenzaron a atacar con más y más frecuencia la ciudad, impidiendo que los españoles saliesen de sus refugios para conseguir alimentos. De esta forma, a la enfermedad y la violencia se sumó la inanición como causa común de muerte entre los conquistadores. A finales de junio los indígenas reunieron un gran ejército, de 23.000 lanzas según relata Ulrico Schmidl, entre carendies, barenis, zechuruas y zechanais-diembus. Tras fracasar en asaltar sus defensas se dedicaron a asediarla
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