Aunque los espirituales negros no responden necesariamente a una estructura única, la forma usual de los mismos es la del responso, costumbre de origen escocesa, transmitida básicamente a través de los libros de himnos de Isaac Watts, cuya edición de 1820 fue muy popular en el sur de la Unión.
Para mejor aprenderse los textos, el predicador cantaba un verso, y la congregación lo repite después. Del mismo modo, el solista cantaba (a veces improvisando) un verso y el coro lo repetía, de forma rítmica. El ritmo solía ser alegre en los llamados "cantos de jubileo" (jubilee). No obstante, existen también espirituales impregnados de melancolía, lentos e intensos, con textos relacionados con la muerte o con los sufrimientos de Jesucristo (con quien se identifica el cantante). Los espirituales son cantos, en cualquier caso, colectivos, con independencia de que existan voces solistas. Algunos autores sostienen que los espirituales eran, casi siempre, canciones de protesta en clave.
Las primeras recopilaciones de espirituales recogían todos en modo menor, aunque la realidad es que, en la mayor parte de los casos, se trataba de temas en modo mayor con ciertas notas, especialmente la séptima, un semitono más grave que las correspondientes de la escala mayor natural: estas notas rebajadas un semitono se conocen como blue notes, por ser características del Blues.
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