El Viernes Sangriento fue el nombre que se le dio a una serie de ataques con bombas que perpetró el IRA Provisional en Belfast, el 21 de julio de 1972. Este ataque se enmarcó dentro de una campaña contra objetivos económicos y militares en Irlanda del Norte. El IRA colocó, a lo largo del año 1972, más de 1.300 artefactos explosivos.
Se colocaron un total de 22 bombas, que mataron a 9 personas (2 militares y 7 civiles) y provocaron 130 heridos. El IRA avisó a los medios de comunicación y a las fuerzas de seguridad antes de la explosión de las bombas. El líder del IRA, Sean MacStiofain, afirmó que los avisos fueron ignorados por el Ejército para que las bombas causasen víctimas civiles que desacreditaran al IRA, aunque nunca se ha podido corroborar tal afirmación.
Además de ciertos avisos específicos, se recibieron también dos avisos falsos, que impidieron desalojar las zonas antes de la explosión. Además, debido a la cantidad de explosiones en un lugar tan relativamente restringido como el centro de Belfast, muchos de los evacuados se encontraron con que eran desalojados hacia lugares cercanos a otra bomba.
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